La victoria de Apruebo Dignidad en la primaria marca un quiebre en la hegemonía de la derecha, evidenciando su fractura política y la emergencia de un nuevo sujeto tras el 18-O. Sin embargo, la izquierda enfrenta el desafío de articular estrategia entre cambio y seguridad. Mientras la derecha persiste en fórmulas fracasadas, la disputa real es por redefinir las bases materiales de la democracia.
Las diferencias en la izquierda no solo marcan estilos personales, sino también su capacidad de disputar hegemonía sin diluirse en el lenguaje del adversario. Mientras los debates se centran en lo nuevo versus lo viejo, temas cruciales como la propiedad del litio quedan fuera. El relativismo, promovido por medios empresariales, erosiona certezas históricas, debilitando un proyecto transformador con vocación republicana.
El nuevo ciclo político chileno redefine el papel de la izquierda, que enfrenta el desafío de ir más allá del Estado social de derechos para articular reformas anticapitalistas. La historia muestra que el movimiento popular ha sido clave en la transformación de las instituciones, y hoy, frente a la crisis ecológica y la adaptación del capitalismo, la urgencia de avanzar hacia un modelo posneoliberal se vuelve inaplazable.
Las recientes disputas electorales y el ascenso de nuevas fuerzas de izquierda reavivan el debate sobre el acuerdo del 15N, que cerró un ciclo de movilización y abrió otro de competencia electoral. Sin una estrategia autónoma de comunicación, pedagogía política y fidelización electoral, las izquierdas emergentes e institucionales corren el riesgo de diluir su proyecto en alianzas oportunistas y perder su capacidad de transformación.
El derrumbe electoral de la derecha y la ex Concertación refleja la crisis de la tercera vía en Chile, un proyecto que consolidó el neoliberalismo bajo una élite política-empresarial. Desde 2006, la movilización social ha socavado su legitimidad, pero las crisis de régimen son procesos largos y ambiguos. Sin una ruptura real con el orden oligárquico de 1981, las izquierdas corren el riesgo de perder su horizonte transformador.