La transformación de la educación superior no solo depende de formar profesionales con habilidades demandadas por el mercado, sino de ofrecer a los estudiantes acceso al conocimiento que les permita cambiar su visión del mundo y su papel en él. Este ensayo examina cómo la docencia universitaria puede ser inclusiva y transformadora, enfrentando los retos de un sistema educativo que perpetúa desigualdades.
La crisis de la educación superior, tanto a nivel global como en Chile, revela un panorama de precariedad laboral, agotamiento de modelos de financiamiento y cuestionamiento de su impacto social. Este análisis aborda los retos estructurales, como la caída de matrículas, la precarización docente y las limitaciones en la institucionalización de la ciencia, que ponen en jaque el futuro del sector.