La democratización de las empresas surge como una respuesta a la precariedad política del trabajo, cuestionando el autoritarismo en las estructuras laborales y proponiendo mecanismos de participación que desafíen el monopolio del capital. En un Chile marcado por la pandemia y el proceso constituyente, este debate resulta más urgente que nunca.
Los conflictos sociales han impulsado históricamente la democratización en Chile, enfrentando a un liberalismo de mercado incapaz de responder al malestar colectivo. Este movimiento exige reconstruir el tejido social, recuperar lo público y garantizar derechos básicos frente a un sistema que privilegia la desigualdad.