El crecimiento económico ha sido la métrica central del progreso, pero ¿puede garantizar justicia social? Tyler Cowen argumenta que maximizarlo es una obligación moral hacia el futuro, ignorando desigualdades y dilemas éticos. Desde Veblen hasta Hägglund, críticos advierten que sin redistribución y tiempo libre, el crecimiento perpetuo erosiona el bienestar humano y amplifica tensiones sociales.