La derecha chilena denuncia una supuesta “tiranía de la mayoría” en la Convención Constituyente, ocultando que históricamente ha monopolizado el poder y excluido a las mayorías sociales. Más que una cuestión numérica, el temor radica en la pérdida de control sobre bienes comunes y espacios de decisión. Esta crítica no defiende la pluralidad, sino la protección de privilegios elitistas.
El nuevo ciclo político chileno redefine el papel de la izquierda, que enfrenta el desafío de ir más allá del Estado social de derechos para articular reformas anticapitalistas. La historia muestra que el movimiento popular ha sido clave en la transformación de las instituciones, y hoy, frente a la crisis ecológica y la adaptación del capitalismo, la urgencia de avanzar hacia un modelo posneoliberal se vuelve inaplazable.